Esta carrera estaba en mi calendario desde principio de año, me hacía mucha ilusión, mi segundo 51.0 y el primero al que llegaba bien preparada.
Previo a la carrera: Entregué mi tesis el jueves, así que venía de una semana de full estrés.
Llegué el viernes con mis padres y fuimos a retirar kit porque mi papá corría el sábado, desde que llegamos a la laguna (maravillosa por cierto) se sentía ese ambiente particular que se genera cuando se juntan los triatletas, algunos nadando, otros retirando el kit, otros en la expo, así que empecé a entrar en el modo carrera, probar el traje, probar la bici, soltar las piernas.
El sábados vimos el aguas abiertas y el acuatlón.
Durante la carrera: El día estaba perfecto para competir, nublado pero sin frío, el agua de la laguna perfecta, nadé sola, a mi ritmo, así que salí bastante entera del agua, me saqué el traje, y como buena primeriza en esto de las transiciones con bolsa, la perdí, después de unos agónicos segundos en los que el ángel Javi Zamorano apareció y me dijo que habían agregado un rack, pude encontrarla, casco puesto y a pedalear. Quiero decir desde ya, que me encantó el circuito, pavimento en buenas condiciones, todo señalizado y bastante entretenido. No suelo correr carreras largas así que el ritmo al que podía ir era una incógnita para mi, en el primer giro me pilló la Sofi, iba con buenas piernas así que me dije a mi misma, ya no dejes que se te vaya, y así fue, nos bajamos de la bici, obvio que me tomé mi tiempo en la transición, típico de mi, la Sofi ya había salido, aquí fiel a mis orígenes en la itu, salí a pillar, sin mirar el reloj y sin pensar en las consecuencias, pillé a la Sofi y pasé de largo porque me sentía muy bien, miré el reloj y me di cuenta que si o si lo iba a pagar un par de kilómetros más adelante, la Sofi me alcanzó en el segundo giro y empezamos a correr una al lado de la otra, dentro de mi sufrimiento iba encantada de que estuvieramos dándole un espectáculo a la gente, ya que no es algo que se ve muy seguido en las carreras de mujeres, ya empezando el último giro, empecé a sentir el peso del mundo, se me empezó a ir la Sofi, y mi objetivo pasó de llegar primera a solo llegar, así que cuando vi la meta me salió una sonrisa de oreja a oreja.
Post carrera: Estoy impresionada de la cantidad de comida que uno se puede meter en el cuerpo en tan pocos segundos, marraqueta con pebre, coca cola, brochetas de fruta, todo dentro del rico banquete que nos estaba esperando.
En resumen, me divertí, disfruté y sentí el apoyo de la gente y quedé con ganas de volver, así que, gracias Moisés, se notó la dedicación que le pusieron, hicieron una tremenda carrera, familiar, competitiva, organizada, tuvo de todo.